


Partimos a 90 metros de altura en el Miradoiro de Gundián contemplando el camino que nos espera. 12 kilómetros caminando por el río Ulla bajo la sombra de los árboles, con el sonido del agua marcando nuestro paso.
Dejamos atrás el puente de Gundián y los monjes del antiguo monasterio de San Xoán da Cova, del que hoy sólo se conserva el topónimo y muchas leyendas que dan nombre a esta ruta. Llegamos al pueblo de Ponte Ulla tropezando con la iglesia románica, que nos recuerda sus orígenes medievales. Puede que nos encontremos con algún peregrino cansado, pero no seguimos las flechas amarillas sino el curso del río Ulla.
Continuamos paso a paso, y el camino nos lleva a un antiguo matorral, no hace tantos años la fuerza del río Ulla movió cinco muelas en este molino.
Y pronto un merecido descanso en el Área Recreativa de Agronovo, un lugar perfecto para contemplar la naturaleza y tomar un tentempié, si tenemos suerte quizás nos topemos con algún bicho: como un somorgujo, un martín pescador o una pintega, nunca se sabe.
El río Ulla sigue su curso y nosotros también, hasta Ximonde, una de las salmoneras más importantes de Galicia, donde se encuentra la Estación Ictiológica de Cría y Cría de Salmones, centro de estudios pionero desde hace más de 20 años, quizás este sea el lugar perfecto para ver bichos como el salmón.
Ya casi llegamos, casi llegamos a Cubelas, el punto final de la ruta, el lugar perfecto para un merecido descanso.


