La Vía da Prata era la antigua calzada romana que unía Mérida con Astorga, lo curioso es que su nombre nada tiene que ver con la explotación o comercio del mineral que todos llevamos en nuestras joyas. Plata proviene de Bal'latta, palabra de origen musulmán que se utilizaba para designar ese camino ancho y bien pavimentado que dejaron los romanos.
La Vía da Prata entra en Vedra por Gundián, donde el peregrino puede descansar en el área recreativa de Gundián a la sombra de las encinas y contemplar su bella ermita.
La siguiente parada es Ponte Ulla, un pequeño pueblo, donde podemos adivinar su origen medieval: en sus pequeñas y estrechas calles y en su iglesia con ábside y capilla mayor del siglo XII.
Queda una dura subida de 4 kilómetros, pero hay recompensa: la Fonte do Santiaguiño, el lugar perfecto para descansar y saciar la sed, y también el lugar perfecto para dormir, ya que junto a la fuente se encuentra el Albergue de la Xunta de Galicia. .
Solo quedan 16 kilómetros hasta Santiago, y casi se puede oler el incienso del Botafumeiro.


